Para que la política de calidad sea efectivamente un instrumento al
servicio de la agricultura y del mundo rural, los distintivos de calidad no
tienen que ser meras herramientas de marketing para diferenciarse de los
competidores, sino que deben ser el reconocimiento de un patrimonio, historia y
tradición con el objetivo de proteger las zonas de producción desfavorecidas,
evitar la despoblación y revalorizar el trabajo: el “saber hacer “ de los
habitantes de estas zonas, aptitud, además, que debe estar reconocida por la
sociedad.
Fundación Kalitatea.
C.R.D.O.: Idiazabal, Txakoli de Araba, Bizkaia y Getaria.