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2008-12-23 13:17
Dernière modification: 2008-12-23 14:10
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Marta Palacios en el Wayna Picchu, Perú.

Marta Palacios: “No se puede forzar a nadie a ser voluntario, pero yo sí que animo a la gente a involucrarse en algún proyecto solidario”

Marta Palacios participó en el Teléfono de la Esperanza y de la Amistad de Vitoria-Gasteiz para ayudar a paliar situaciones de soledad e incomunicación de mucha gente. En esta entrevista nos recuerda aquellas noches así como otros proyectos solidarios en los que tomó parte.

¿Qué es el Telf de la esperanza y para qué sirve? ¿Cuál es el número al que debe llamar la gente?
La asociación del Teléfono de la Esperanza y de la Amistad de nuestra provincia  es una asociación sin ánimo de lucro cuyo objetivo principal es dar la oportunidad a personas en situación de grave necesidad y tensión de contactar con otra persona. Intenta paliar las situaciones de soledad e incomunicación.
El teléfono es el 945147014 y funciona las 24 horas del día.
 
¿Por qué te decidiste a participar? ¿Con qué asiduidad ibas?
El servicio nocturno del teléfono es atendido por voluntariado, te adjudican aleatoriamente un día del mes, y todos los meses acudes la noche de ese día a los locales a atender las posibles llamadas.
Me apunté porque me parecía una buena manera de ayudar a aquellas personas que están en situaciones desesperadas y no tienen a nadie con quien compartir sus problemas.
 
¿Cuántas llamadas podíais recibir cada noche? ¿Qué tipo de problemas tiene la gente que llama a este número de telf?
No podría decir una media de llamadas, cada noche que acudíamos era diferente a la anterior: desde noches en las que no llamaba nadie hasta otras en las que había varias llamadas.
Tomando como base mi experiencia de aquellos años, creo que el problema fundamental de la gente que llamaba, independientemente del motivo de su situación de crisis, era la soledad, una soledad tan rotunda que les impedía encontrar ayuda en su entorno más cercano. Más allá de ello, la problemática era bien diversa: depresión, ansiedad, conflictos familiares, dependencia de sustancias, etc. Algunos, simplemente, tenían necesidad de ser escuchados al relatar sus vivencias cotidianas.
 
¿Se hacía dura la espera? ¿Qué era lo más te reconfortaba cuando llegabas a casa después de haber pasado la noche en vela?
Yo compartía mis noches en la asociación con dos amigas de la universidad, lo cual fue de gran ayuda para combatir los nervios de la espera de tu primera llamada: querías tener una escucha empática, reconfortar a la persona que estaba al otro lado del teléfono... y al principio no sabes como hacerlo. Luego te das cuenta de que la comunicación interpersonal es algo más natural y fluido que todo esto.
Todos hemos experimentado la satisfacción de haber ayudado a alguien, ¡es un sentimiento tan gratificante a cambio de tan poco esfuerzo¡ Además no era necesario pasar la noche en vela, cuando el teléfono no sonaba podías dormir en el local.
 
¿En qué otro tipo de programas o acciones solidarias has participado?

En el verano del 2000 me apunté con una amiga de la cuadrilla a un campo de trabajo en Mallorca organizado por el Gobierno Vasco. El objetivo inicial era habilitar una zona de instalaciones deportivas para un municipio de la isla de Palma. La verdad es que luego el proyecto no tuvo nada que ver con lo que nos habían explicado, pero la experiencia fue igualmente inolvidable. Aún hoy nos reímos recordándolo, lo cual es respuesta suficiente ante aquellos que no entendían en su día porque íbamos a pasar parte de nuestras vacaciones “pagando por trabajar”.
Mientras estudiaba un master de neuropsicología en Madrid ocurrieron los atentados del 11-M. El comité rector del master nos propuso al alumnado crear una plataforma voluntaria para la rehabilitación de las secuelas cognitivas, conductuales y emocionales de aquellos heridos con traumatismos cráneoencefálicos una vez recibida el alta hospitalaria. Solo teníamos que aportar nuestros conocimientos y parte
 de nuestro tiempo libre. Como no era una intervención en crisis, sino más bien un proyecto a medio plazo, no sé muy bien las causas, pero no salió adelante.
 
¿Por qué crees que se deberían impulsar este tipo de iniciativas y actos en favor solidarios?
No hay que ir muy lejos para observar las grandes desigualdades sociales que existen en nuestra sociedad, por lo tanto es fácil darse cuenta de que somos unos privilegiados por haber crecido con todas las necesidades básicas, y no tan básicas, cubiertas. No se puede forzar a nadie a ser voluntario, es toda una contradicción, pero yo sí que animo a la gente a involucrarse en algún proyecto solidario, la experiencia merece la pena, aprendes mucho y no está de más echar una mano al que tienes al lado ¿no?



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