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Sus labores
No es verdad que a la mujer se le dejen los trabajos menos importantes. Lo que realmente pasa es que se valoran poco los trabajos que la mujer realiza.
Nadie puede negar la importancia de la labor educadora y es la mujer la que se responsabiliza, en la familia, de esa función; administra la economía, se ocupa de la limpieza de la casa y del lavado de la ropa, del aseo de los niños ¿acaso no son tareas importantes?; cocinar y alimentar ¿es algo poco relevante? Y no digamos del cuidado de los enfermos, de los impedidos, de los mayores que se dejan a las mujeres del núcleo familiar como algo que nace de la costumbre y la cultura ancestral.
Basta comparar la consideración que estos oficios tienen en la sociedad moderna cuando se las profesionaliza para darse cuenta que son las funciones más reconocidas y valoradas. Los educadores, los médicos y sus auxiliares, los restauradores y los gestores económicos financieros, los responsables de la sanidad y la limpieza, etc tienen la consideración y el respeto de toda la sociedad. ¿Por qué no se valoran en la familia estas mismas responsabilidades con la misma relevancia?
Y esto sin recurrir a mencionar la máxima aportación del sexo femenino a la sociedad y a la humanidad: la maternidad y todo lo que ello conlleva.
No es más importante aquel que ocupa mayor espacio cuando está, sino aquel que más vacío deja cuando se va. Es habitual comprobar la vulnerabilidad de los hombres cuando desaparecen sus compañeras y quedan, solos e impotentes, frente a las más elementales funciones de supervivencia y mantenimiento.
Pues, ni siquiera esta reiterada realidad hace abrir los ojos de la sociedad para considerar siquiera la posibilidad de un tratamiento, de acuerdo a su importante contribución, más justo y digno de la mujer.
Las mujeres trabajadoras reclaman como si fueran privilegios medidas para poder compatibilizar sus responsabilidades empresariales con las funciones familiares, cuando debería ser la propia sociedad la que, en acto de justicia, reconociera el valor de su contribución, la importancia de su servicio y la dignidad de su trabajo.
¿Somos rehenes de una cultura machista? ¿Es suficiente el “buen rollo” para cambiar las cosas? ¿Quiénes deben tomar el liderazgo de las reivindicaciones de igualdad?
¿Igualdad o reconocimiento?
Vulnerada dignidad femenina, o, injusticia milenaria