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Curso de verano 2008

FAMILIA Y RELACIONES SOCIALES. OCIO Y TIEMPO LIBRE

Dña. BEGOÑA MATELLANES. Universidad de Deusto. (Bilbao).
D. ANA GOYTIA. Universidad de Deusto. (Bilbao).

Resumen

Familia y relaciones sociales

1.- INTRODUCCIÓN

Las formas de convivencia de los individuos en una sociedad representan un modelo de acercamiento a su cultura y organización, así como a la estructura de la que se dotan para satisfacer sus necesidades vitales y transmitir valores y creencias.

La familia es un grupo de personas unidas por vínculos de parentesco, ya sea consanguíneo, por matrimonio o adopción que viven juntos por un período indefinido de tiempo.

La unión familiar asegura a sus integrantes estabilidad emocional, social y económica. Es allí donde se aprende tempranamente a convivir y desarrollar sus derechos y responsabilidades como persona. Contemplando la familia como una institución, se diferencia entre familia nuclear y familia extensa en función de los integrantes. La primera comprende a padres e hijos; la segunda a abuelos, tíos, primos y resto de parientes

2.- DIAGNOSTICO ACTUAL DE LAS FAMILIAS Y LAS RELACIONES DE SUS MIEMBROS

Según la Sociedad Española de Medicina General, existen dos fuerzas aparentemente contrapuestas en el grupo familiar: Una, la tendente a mantener unidos a sus miembros; otra, la necesidad de relacionarse con otros grupos y contextos. El equilibrio entre estas dos fuerzas es necesario para que la familia evolucione saludablemente. Los ámbitos de relación se pueden extender a tres niveles de complejidad: Familia nuclear, familia extensa y entorno socio-cultural.

En la actualidad, se ha pasado del modelo de familia extensa al modelo de familia nuclear, donde la cohesión familiar depende más de factores afectivos que de otro tipo, lo que da una mayor fragilidad a este tipo de familia y genera por ello nuevas tipologías familiares; así por ejemplo, madre o padre divorciado con hijos, familias reconstituidas, matrimonios que aportan hijos de uniones anteriores, entre otras.

2.1.- Comunicación de la familia nuclear y extensa

El estudio de las relaciones familiares y la pertenencia a un núcleo de parentesco es relevante en el desarrollo del individuo. Su intensidad y cohesión están vinculadas al crecimiento personal y al autoconcepto (Schmit y Padilla, 2002), representando el ámbito primario en el que se satisfacen las necesidades de pertenencia (Maslow, 1979).

Entendiendo que los vínculos de parentesco más frecuentes en la familia nuclear son de padres e hijos, el grado de relación tiende normalmente a ser elevado, ya que esta relación mantiene el equilibrio no solamente afectivo sino también económico de sus integrantes. El medio más utilizado para mantener relaciones es el teléfono, seguido de las visitas y las reuniones de comida o cenas. La frecuencia con que se mantiene contacto es preferentemente semanal, con escasas diferencias en los modos de relacionarse, ya que los porcentajes de visitas y contacto telefónico arrojan resultados similares.

Tiende a intensificarse la frecuencia de relaciones con los parientes conforme aumenta el número de miembros. El porcentaje de personas que no tienen relaciones con parientes aumenta significativamente en las familias unipersonales 18.1%, y paralelamente son quienes registran un número más bajo de interacciones “intensas”.

2.2.- La evolución de la tipología y las relaciones familiares

La tendencia en Europa a la disminución en el número de componentes en los hogares se concreta en Euskadi en el período 1989 – 2004 en una reducción gradual desde el 3,51 de media hasta el 2,89. Al mismo tiempo, hemos asistido a un incremento paulatino de los hogares unipersonales.

Según los datos del 2004, si excluimos los hogares unipersonales, el 31,76% de las familias no tienen hijos y un 28,54% tienen 1 hijo, con lo que sólo el 39,70% tienen más de un hijo. Los municipios menores de 5.000 habitantes y los mayores de 100.000 acogen la mayor parte de los hogares unipersonales, un 16,8% en ambos; y las unidades de convivencia de dos miembros se ubican en mayor medida en los de 25.000 a 100.000.

El porcentaje mayor de hogares corresponde a los integrados por dos personas, un 26,9%, y los compuestos por 5 ó más, representan las formas más atípicas de convivencia, con sólo un 9,5% del total.

Durante el período 1989-2004 se ha incrementado sobremanera el porcentaje de personas solteras, pasando de 38,30% a 47,84% lo que parece mostrar de alguna forma, una cierta resistencia a establecer vínculos institucionales; paralelamente, ha disminuido el número de personas viudas, debido fundamentalmente al aumento de la esperanza de vida.

¿Qué significa el hecho de que en 2004 las personas solteras tengan más presencia que los viudos/as en la composición de los núcleos familiares unipersonales, a diferencia de lo que ocurría en 1989? Desde nuestro punto de vista que se ha producido un cambio cualitativo en la composición de los núcleos familiares, evidenciándose una cierta resistencia al matrimonio. Si la población que había enviudado en 1989 suponía aproximadamente 17 puntos más que la población soltera, en 2004 la diferencia se ha invertido totalmente de tal modo que estos últimos son dominantes.

En cuanto a la evolución de los lazos familiares, los datos no dejan lugar a dudas. De acuerdo con ellos, cabe deducir la importancia primordial que tiene la familia en la sociedad vasca como lugar de refugio y ayuda. En el conjunto de la C.A. de Euskadi el porcentaje de personas que mantienen relaciones que podemos denominar: intensas o frecuentes ha pasado del 88,28% en 1989 a 99,68% en 2004. Es decir, prácticamente toda la población vasca.. Evolución realmente espectacular que muestra la estrecha dependencia de los vínculos familiares, en un momento como el actual en el que, por otra parte, parece a primera vista que se ha producido un serio debilitamiento de la institución familiar.

Desde el punto de vista de las relaciones de sociabilidad, los parientes forman parte, por así decirlo, del segundo círculo familiar. Los estudios sobre la familia normalmente tienden a vincular la decadencia de las relaciones con los parientes lejanos con el ocaso de la familia extensa. Nuevamente la realidad nos sorprende y en el caso de la C.A. de Euskadi, en 1989 el 45,14% manifestaban tener relaciones frecuentes con los parientes y curiosamente en 2004 el porcentaje ha subido al 61.12%, esto significa que, frente a interpretaciones que enfatizan la pérdida de vínculos familiares, éstos se mantienen con extraordinaria fortaleza en nuestro contexto.

2.3.- Comunicación de la familia con las redes sociales
2.3.1- Las relaciones de amistad

La relación social supone un ámbito para satisfacer una de las necesidades primordiales de afiliación y reconocimiento. El grupo de amigos ayuda al ajuste personal y emocional así como a los mecanismos de adaptación ante los cambios.

Se observa que los amigos están muy presentes en la vida de los vascos/as. En este sentido, puede decirse que no existen diferencias de género, tanto los varones como las mujeres cultivan esmeradamente las relaciones de amistad. Además, los amigos han ido cobrando importancia en los últimos años; a nivel de la C.A. de Euskadi, el porcentaje de personas que manifiestan cultivar intensamente las relaciones de amistad ha pasado del 75,81% en 1989 a 83,35% en 2004.

Una de las variables que discrimina la naturaleza e intensidad de relaciones es el tamaño del hogar. La intensidad de relaciones disminuyen a medida que disminuye el tamaño, en este sentido, la intensidad es sensiblemente menor en los hogares unipersonales y aquellos conformados por solamente dos personas. Esto da pie a pensar que ambos colectivos tienen una tendencia creciente al aislamiento del exterior, favoreciendo una mayor cohesión interna. .Se da una necesidad de mantener contactos superficiales de relación social sin implicar ir más allá. Los datos corroborarían la importancia que tiene el hecho de que los intercambios se realizan con carácter funcional, como recurso de apoyo en las necesidades cotidianas.

Y, son los individuos de nivel económico elevado quienes cultivan las relaciones de amistad en mayor medida. Así el 72% de las personas con ingresos bajos afirman tener relaciones de amistad frecuentes, mientras que en el caso de las personas con altos ingresos este porcentaje es nada más y nada menos que del 92.65%.

2.3.2- Las relaciones vecinales: de la ayuda mutua a la sociabilidad

Las relaciones vecinales constituyen un buen indicador del grado de integración de la población en su entorno, es más, el énfasis moderno sobre la vigencia de comunidades locales se sustenta sobre la base de la intensificación de las relaciones vecinales. El análisis de los datos muestra un perfil muy similar en los tres territorios históricos, las personas entrevistadas afirman tener relaciones vecinales intensas, en todos los casos superan con creces el 80%.La frecuentación de las relaciones vecinales no sólo no ha diminuido en el conjunto de la C.A. de Euskadi sino que ha aumentado ligeramente, 85.07% en 1989 y 89.65% en 2004.

Se observa fácilmente que mientras la sociabilidad entre vecinos se ha mantenido, ha bajado espectacularmente las relaciones sustentadas sobre la ayuda mutua y la cooperación efectiva, prácticamente el 50% aproximadamente manifiestan prestarse ayuda esporádicamente o casi nunca. En el conjunto de la C.A. de Euskadi, en 1989, el porcentaje de personas que manifestaban ayudar/ser ayudados frecuentemente era del 46.57%, esta cifra ha bajado al 26,17% en 2004.

¿Qué significa esto?, desde nuestro punto de vista se ha producido un gran cambio, si hasta hace pocos años las relaciones vecinales tenían un fuerte componente de solidaridad basado en la ayuda y cooperación mutua, en la actualidad, se trata de una sociabilidad básica que se combina con un cierto grado de privatización de la vida. Posiblemente la movilidad ascendente de la población vasca experimentada en los últimos años ha liberado la relación vecinal del componente de “necesidad” para hacerla mucho más opcional.

Conviene señalar que atendiendo al tamaño de los municipios, en los municipios intermedios las relaciones con los vecinos son más intensas que en el resto: un 92% de casos frente al 81% en los demás municipios. Esto parece corresponderse con una sustitución de las relaciones con parientes –que eran más bajas en estos municipios- por las relaciones de vecindad.

2.3.3- Relaciones con el entorno asociativo: Pertenencia y participación en asociaciones

La afiliación a un grupo en virtud de intereses y/o necesidades comunes contribuye a la formación del autoconcepto de la persona y al desarrollo de sus potencialidades y aptitudes para la cooperación y la identidad de grupo.

Analizando los datos, se observa que en el conjunto de la Comunidad Autónoma que la pertenencia a asociaciones voluntarias es relativamente débil. El porcentaje de sujetos que afirma pertenecer a algún tipo de asociación en el conjunto de Comunidad es del 29.9%, siendo el 31,4% en Bizkaia; 29,7% en Araba y 28,3% en Gipuzkoa.

Aunque, como hemos dicho, el nivel de pertenencia es bajo en general; las que copan los primeros puestos son las asociaciones deportivas, folclóricas y religiosas, por este orden. Hay organizaciones con niveles de participación prácticamente insignificantes, como: asociaciones juveniles, de cooperación con el desarrollo, medioambientales y asociaciones de derechos humanos.

Pero, si la pertenencia es condición necesaria, no es condición suficiente. Aquélla constituye la puerta de entrada en un mundo, el de las asociaciones, cuya vitalidad depende del grado de participación efectivo en un momento dado. A este respecto, cabe decir que la participación media en el conjunto de la C.A. de Euskadi es del 25,5% aproximadamente, es decir, 4 puntos por debajo del índice de pertenencia.

En cuanto a su distribución, nuevamente se aprecia que la participación está focalizada hacia aquellas asociaciones de carácter lúdico-recreativo. Muy inferior es la participación en asociaciones cívicas y sociales.

2.3.4- Medio Ambiente Social

Bajo el concepto Medio Ambiente Social hace referencia a la percepción que tienen los encuestados de vivir en un entorno seguro y protegido, al hecho de estar al abrigo de agresiones, violencias; en definitiva, de compartir la convicción de que el entorno te protege y te cuida.

El análisis de los datos no deja lugar a duda en la opinión de las personas consultadas, existe una creencia generalizada de vivir en un medioambiente social muy saludable.

Aunque la percepción del medioambiente social varía inversamente al tamaño municipal. Cuanto mayor es éste peor es la opinión de los residentes al respecto. Así, el medio ambiente social se estima más problemático en los municipios más grandes donde aproximadamente la cuarta parte de los encuestados percibe que existen varios o todos los problemas referidos (delincuencia, drogas, robos, agresiones...). Existe un porcentaje importante de gente (20,80% en municipios mayores de 100.000 habitantes) que valora su entorno inmediato como deteriorado por la existencia de drogas, agresiones y situaciones similares.

3.- LAS TAREAS DOMÉSTICAS

Hasta el momento hemos analizado las diversas formas de relación y actividades en la red social. Completaremos esta imagen con las actividades y tareas domésticas en las que se ven implicados los integrantes de los hogares.

El número de horas semanales dedicadas a las tareas del hogar muestra una distribución claramente diferenciada según el género. Así, un 70,5% de los varones emplean menos de 10 horas a la semana de su tiempo en dichas tareas frente al 27.10% de las mujeres. Asimismo cabe mencionar que el porcentaje de mujeres que supera las 20 horas semanales representa el 46,20%.

La mayor distancia se registra en la preparación de comidas, fregado de vajilla, preparación de ropa y la limpieza de la casa que son realizadas mayoritariamente por las mujeres. Mientras que los hombres se acercan más al porcentaje de participación de las mujeres en la compra de alimentos y otras tareas domésticas.

En cuanto a la edad, puede verse que el cambio de roles se está produciendo, quizás con más lentitud que la que sería deseable, pero irreversible.

Es muy interesante conocer hasta qué punto las familias vascas cuentan con ayuda exterior para el desempeño de las tareas domésticas.

Se observa que en el año 2004, el porcentaje de personas entrevistadas que dicen contar con ayuda externa es muy bajo 1.71%, inferior al que cabía esperar en un primer momento; por el contrario, el porcentaje de personas encuestadas que manifiestan prestar ayuda a otros hogares es el 8.67%, cifra sensiblemente más alta. Más de la mitad de las ayudas corresponden a la necesidad de cuidados a los niños 51%; también la necesidad de cuidado para las personas dependientes, ancianos… representan el 31.8%. Ambos servicios personales ocupan las primeras posiciones a distancia del resto.

4.- CONCLUSIONES

La realidad que las estadísticas reflejan en cuanto a unidades de convivencia y miembros que las habitan, nos indica que mientras el número de los hogares crece, sus integrantes cada vez son menos. Esta tendencia que también se registra en la Comunidad Autónoma de Euskadi, puede representar la radiografía de un proceso más que un estado final cristalizado que represente un nuevo modo de organización y relaciones entre los miembros de una sociedad.

En general, las familias se visitan, se comunican pero especialmente se prestan ayuda, especialmente referida a tareas del hogar y otros servicios. Por lo que, la familia próxima sigue siendo el primer recurso al que se acude en caso de necesidad especialmente en los colectivos de jóvenes y ancianos.

Las actividades relacionales han aumentado, así como su frecuencia –de algo nos sirve la sociedad de la comunicación altamente tecnologizada-, pero también se han atomizado y desinstitucionalizado en los últimos años.

La primera consecuencia de unidades de convivencia más reducidas y disminución del número de hijos repercute directamente en el desarrollo de las habilidades para la convivencia. Dado que el número de familias que sólo tienen un hijo alcanza casi a un tercio de los hogares, debemos considerar que aprender a compartir en el seno de las relaciones fraternales será una asignatura pendiente para los niños hasta su escolarización.

Como hemos destacado un peligro potencial es la reducción de las relaciones externas, lo que puede provocar un retraimiento del ámbito social hacia el núcleo familiar. La escasa participación y actividad en asociaciones es un exponente de esta tendencia, a excepción de las recreativas. Tras varios años de crecimiento, durante el período 1999 – 2005 se manifiesta un retroceso en la afiliación a grupos y asociaciones.

Aunque es indudable que se van realizando cambios en la asunción de responsabilidades en el hogar, los datos nos indican que aún estamos lejos de una situación de paridad entre géneros. Los hombres participan en mucho menor medida que las mujeres, con menos horas de dedicación y excluyéndose claramente de algunas funciones.

Las relaciones con amigos se intensifican gradualmente, pero siempre se mueven en el ámbito de una sociabilidad no implicativa, se ha visto que la prestación de ayuda mutua baja sensiblemente tanto en las relaciones de amistad como en las relaciones vecinales.

El panorama general indica un período de cambios y transformaciones, un fortalecimiento de lo nuclear y la debilitación de lo periférico, queda por comprobar si esta es una reacción natural y coyuntural en períodos de crisis y si los núcleos familiares serán suficientemente permeables para permitir la apertura a relaciones con el exterior en el futuro y retejer el entramado asociativo.

Ocio y tiempo libre
I.- Introducción

Las condiciones en las que se desarrolla nuestra vida proveen un marco referencial en el que experimentar vivencias que dotan de sentido a la mera sucesión y acumulación de tiempo. Estas experiencias son beneficiosas en cuanto que inyectan vida a la vida, en cuanto que transforman la simple supervivencia en experiencia vital y dotan a la existencia de valor final. En definitiva, en cuanto que son “las metas u objetivos que las personas más valoran y de las que no quieren prescindir a lo largo de su existencia” (Driver y Bruns, 1999). ¿A qué tipo de experiencias nos referimos?, ¿cuáles son estas vivencias valiosas, beneficiosas porque dotan a la vida de calidad y sentido?

Nuestra sociedad, apodada “sociedad emocional” o “sociedad de ensueño” (Bordas, 2003), persigue emociones satisfactorias e identifica como “bueno”, “deseable” o “beneficioso” toda aquella experiencia satisfactoria que hace que la vida merezca la pena. En esta búsqueda, lo verdaderamente interesante es que quizás nunca antes como hoy día se han valorado las oportunidades que la vida brinda para el ocio como un elemento clave en las condiciones de vida y como indicador de lo que hoy llamamos “calidad de vida”; “satisfacción vital” o “felicidad”.

Esta ponencia analiza cómo han evolucionado las condiciones de ocio y, por ende, la calidad de vida en la C.A. de Euskadi desde 1989 hasta 2004. Resolver esta cuestión principal conduce a su vez, a una secuencia de preguntas encadenadas cuya respuesta estructura y da contenido a estas páginas. En primer lugar cabe preguntarse ¿Cuándo viven el ocio los vascos? Dado que es más fácil vivir el ocio durante el tiempo libre, en un primer apartado se analiza la evolución del tiempo libre disponible en la C.A. de Euskadi en los quince años objeto de análisis. Sin embargo, el tiempo libre aparece como condición facilitadora pero no como garantía para disfrutar del ocio puesto que para ello es necesario llenarlo de sentido. Por ello, profundizamos en el análisis del ocio de los vascos y abordaremos otras cuestiones que se derivan de esta reflexión. De ahí un segundo grupo de incógnitas a resolver: ¿Dónde disfrutan los vascos del ocio?, ¿cuáles son los entornos que facilitan la vivencia gratificante?, ¿Podemos hablar de un ocio vivido en espacios comunes, abiertos o, por el contrario se prefieren los entornos domésticos y privados?, ¿Se vive el ocio en escenarios naturales o, por el contrario, se prefieren los espacios urbanos? Finalmente, pero no menos importante, resulta de interés analizar cómo se vive el ocio en la C.A. de Euskadi. En el ámbito de la vida cotidiana el ser humano encuentra momentos y actividades para el disfrute; así, unos acuden al gimnasio o disfrutan de los amigos en el ambiente relajado de un bar, mientras que otros encuentran el goce en ese rato de juego con los hijos, en el cine, en el teatro o en un buen libro “lo mejor del día”. Por otro lado, los fines de semana y las vacaciones son, por excelencia, el ámbito para vivir el ocio extraordinario. Las páginas que siguen tratan de responder a las cuestiones planteadas anteriormente a partir de los datos proporcionados por el Eustat en las Encuestas de Condiciones de Vida que desde 1989 hasta 2004 se vienen realizando(1).

II.- Ocio ordinario en la vida cotidiana
  1. La importancia del tiempo libre en la vida diaria

    La vida cotidiana ofrece momentos de libertad más allá del tiempo dedicado al trabajo, al descanso y al cumplimiento de otro tipo de obligaciones. Estos momentos cuantitativamente residuales en el devenir diario, se convierten en ratos de un valor cualitativo incomparable como espacios/tiempos con un inmenso potencial para el ocio. La cantidad de tiempo libre con el que contamos ordinariamente se convierte así en una condición importante para el disfrute y, por ende, para la calidad de vida. Ahora bien, ¿con cuánto tiempo libre se cuenta en la C.A. de Euskadi?

    Los vascos tienen una media de cuatro horas y media de descanso al día en el año 2004, cifra que supone un incremento, en términos generales, de casi media hora con respecto a 1989 o incluso en relación a 1994 cuando la media de tiempo libre diario era de 4:05 horas. En los últimos quince años las mujeres incluso han superado esta ganancia de media hora de tiempo libre diario lo que ha permitido limar las diferencias de 1989, cuando el hombre tenía casi una hora más de tiempo libre que la mujer. En una sociedad en la que el tiempo es oro, el tiempo libre parece ser aún más valioso de modo que éste se va atesorando con la edad. Tal es así que en los últimos quince años los vascos menores de cuarenta y cinco años siempre han tenido menos tiempo libre que la media.

  2. Más allá del tiempo libre: el disfrute del ocio

    Aunque el tiempo libre es una condición facilitadora para el ocio, éste no es suficiente. Así, el espacio como escenario que posibilita su manifestación se presenta como el segundo eje vertebrador de la vivencia de ocio. Hablar de los espacios de ocio en la C.A. de Euskadi conduce a hablar del ocio eminentemente social que se disfruta en comunidad y en comunión con la familia y la cuadrilla de amigos bien sea en los escenarios urbanos o naturales pero, en la mayoría de los casos, siempre en espacios públicos y compartidos. Ahora bien, sin haber perdido esta idiosincrasia, los entornos de ocio de la C. A de Euskadi comparten hoy la tradición con la novedad que aportan las tecnologías. La aparición primero de la televisión y más tarde de Internet, han supuesto un antes y un después que ha revolucionado tanto el ocio doméstico como su realidad exterior. La ciudad y el campo se dibujan como dos grandes escenarios en los que puede hacerse realidad la vivencia de ocio. Sin embargo, reducir a éstos el análisis resulta cuanto menos insuficiente ya que el mundo moderno no puede obviar la revolución derivada de la inmersión en la “Telépolis” que ya describió Javier Echevarría a finales de siglo XX. Nos referimos a un mundo en el que los espacios virtuales tienen tanta o más importancia que los espacios físicos hasta ahora analizados. A continuación se analiza detalladamente la evolución del ocio vasco a este respecto.

    1. Recreación en entornos urbanos: el ocio social y comunitario

      La expresión del ocio vasco se caracteriza por su carácter fuertemente gregario y compartido que, frecuentemente asociado a la gastronomía, no se concibe fuera del entorno comunitario de calles, plazas y terrazas así como al abrigo de txokos y otros establecimientos hosteleros donde tradicionalmente discurren los momentos de encuentro y disfrute. Los entornos comunitarios se erigen como escenarios en los que compartir el ocio social y festivo a través de actividades tan enraizadas en la cultura popular vasca como el poteo, actividades de carácter social u otro tipo de actividades disfrutadas en cuadrilla como las reuniones en casas de amigos.

    2. Recreación al aire libre: El ocio verde en la C.A. de Euskadi

      La recreación al aire libre se ha convertido en un ámbito esencial del ocio en el mundo moderno y cuenta con una gran tradición en la cultura vasca. La micología, el montañismo, el alpinismo, el senderismo..., la lista de aficiones al aire libre de los vascos es larga, aunque dos de sus exponentes más característicos y con mayor tradición son el salir a pasear y el ir al monte.

    3. Recreación en espacios virtuales: El ocio catódico y el e-ocio

      A lomos del mundo moderno la C.A. de Euskadi no es ajena a “Telépolis” ni a la generación de escenarios mediáticos para una diversión a distancia que, por primera vez en la historia, se disfruta alejada de lo público, de los amigos y los grupos de pertenencia. Nos referimos a un ocio privado vivido a través de un nuevo entorno catódico donde, entre todo lo que se brinda para el disfrute, destaca el mundo mágico del cine que se asoma a los hogares a través de las pantallas de los televisores. El cine en televisión es una de las actividades de ocio con respecto a la que más afición se tiene en la C.A. de Euskadi. Sin embargo, con mayor o menor rapidez las tecnologías, que ya dejaron hace tiempo de ser nuevas, avanzan y se incorporan a la vida cotidiana de los vascos hasta el punto de que el ocio catódico convive hoy en sus hogares con lo que se ha bautizado como e-ocio. Los últimos años han sido testigo de una trepidante inmersión en el espacio virtual que ha evolucionado desde el “ocio 1.0”, en el que el usuario simplemente consumía lo que ofrecían a distancia los medios, hacia el “ocio 2.0”.

  3. Ámbitos de Ocio

    Cuando hablamos de ámbitos de ocio nos referimos a actividades placenteras que permiten vivir experiencias gratificantes y memorables, actividades tales como el deporte, la cultura, la recreación, el juego, y por supuesto el turismo en la esfera de lo extraordinario. En los apartados siguientes se analiza la frecuencia de práctica de estas actividades en la C.A. de Euskadi en el periodo comprendido entre 1989 y 2004.

    1. Deporte, ¿práctica o espectáculo?

      El ocio deportivo exige considerar la dicotomía espectáculo/práctica. Así, por un lado aparecen las audiencias del deporte espectáculo tan bien reflejadas en las aficiones de los clubes futbolísticos vascos y, por otro, la práctica deportiva en la que el individuo es protagonista activo de la actividad. Ahora bien ¿está el deporte lo suficientemente consolidado en la C.A. de Euskadi como para poder confirmar la pérdida de su carácter extraordinario? El análisis histórico del período comprendido entre 1989 y 2004 arroja, como primera respuesta que, en términos globales, el deporte no es una práctica habitual. Nos encontramos con un ámbito de ocio relativamente consolidado sobre todo si atendemos a la frecuencia con que se acude a espectáculos deportivos que por añadidura tiende a ser cada vez menos frecuente. Así, mientras el espectadorismo deportivo no ha dejado de ser una actividad extraordinaria, la práctica deportivatiene una evolución creciente.

    2. El imperio de los sentidos: Cultura audiovisual y artes escénicas en la economía creativa

      En la C.A. de Euskadi el impulso de la democracia cultural y el desarrollo imparable de las industrias culturales han dado lugar a un significativo incremento del acceso a la cultura a partir de la década de los 80 del siglo XX. En consecuencia, el consumo cultural aparece como una de las manifestaciones más características del ocio. El cine y las artes escénicas, entre las que destacan el teatro, los conciertos y otro tipo de espectáculos culturales, resultan ejemplos paradigmáticos de ocio en la economía creativa cuyo disfrute poco o nada tienen que ver con la afición por el cine en televisión y el grado en que los vascos disfrutan del tercer arte en sus casas. Mientras la afición y el consumo del cine en casa puede considerarse una actividad cotidiana, ir al cine, por el contrario, es una actividad extraordinaria, aunque, tras la tendencia negativa observada en estos últimos años, parece asistirse a una paulatina recuperación de la afición por acudir a las salas cinematográficas.

      Junto con la oferta que ofrecen las industrias culturales se hace necesario analizar otros ámbitos de expresión creativa que son igualmente importantes en la vida cotidiana de los vascos, como por ejemplo, el disfrute de la cultura en el ámbito doméstico.

    3. Cultura en el ámbito doméstico. Prácticas y aficiones literarias y musicales

      La música y la lectura representan, junto con el ocio catódico y el tele-ocio anteriormente analizados, las actividades de ocio doméstico por excelencia. Ahora bien, ¿hasta que punto existe afición por la música y la lectura en la C.A. de Euskadi? Atendiendo a la afición musical se observa que el pueblo vasco es realmente melómano puesto que, desde 1989 y hasta 2004, la música suena habitualmente en los hogares de la C.A. de Euskadi, sobre todo en vacaciones y durante los fines de semana. La evolución positiva que refleja el análisis histórico tiene, además, buenas perspectivas de futuro.

      A diferencia del positivo incremento que se esboza en el mapa de audiencias musicales, los hábitos lectores de los vascos reflejan una menor afición, que en su devenir histórico dibuja además una evolución decreciente. A partir de 1999 la afición por la lectura desciende de modo dramático convirtiendo esta actividad de ocio en esporádica o, en el peor de los casos, en una afición “de fin de semana” pero en contadas ocasiones en una afición que pueda tildarse como habitual. Dada la coincidencia en el tiempo entre la disminución de los hábitos lectores y la explosión del ocio catódico y el e-ocio cabría valorar la hipótesis sustentada en la posibilidad de que la afición por la literatura esté cambiando de soporte, de modo que los canales tradicionales (libros, diarios y revistas) estén siendo sustituidos en la C.A. de Euskadi por soportes virtuales.

    4. Homoludens. La importancia del juego en el ocio de los vascos

      Personificado en el “homo ludens” de Huizinga (1987), el juego es algo esencial para la realización del ser humano que, sin embargo, también puede convertirse en un ocio nocivo cuando se pervierte su potencial creativo y sus efectos positivos (evasión y distanciamiento de la vida cotidiana) se transforman en ludopatías. En este contexto nos preguntamos ¿hasta que punto los vascos disfrutan del juego o, por el contrario, sucumben al vértigo que produce caer en la fascinante rueda de ruletas y bingos?. Atendiendo a la información recogida en las encuestas del EUSTAT parece ser que la C.A. de Euskadi se aleja de la sociedad amante del riesgo de la que alertan Beck (1992) o Giddens (1991) en cuanto que el juego no aparece como un ámbito extendido de ocio nocivo.

III.- Ocio extraordinario
  1. Fines de Semana
    1. Apetito de ocio: Saborear el fin de semana

      Los fines de semana proveen a los vascos y vascas de una ocasión excepcional para saciar en el más amplio sentido de la palabra su apetito de ocio. El salir a comer o a cenar, más allá de cumplir una función gastronómica o satisfacer una necesidad básica, es una experiencia cuyo altísimo componente lúdico y festivo hace que literalmente se saboree la vida. Además de ser una fuente de entretenimiento, salir los fines de semana es una actividad de ocio repleta de significado social, puesto que su vertiente social la convierte en símbolo de unión y de estrechamiento de lazos. Sin necesidad de ahondar en la importancia que tiene la gastronomía en el ocio vasco, resulta interesante comprobar que aunque la gastronomía y el “salir por ahí” son importantes señas de identidad sociocultural, no por ello son actividades de ocio frecuentes.

    2. Las escapadas de fin de semana

      A pesar del carácter lúdico y creativo que destilan las ciudades vascas del nuevo milenio, a veces se hace necesario “escapar de ellas” para tomar aire y romper con la rutina de los entornos cotidianos. En este contexto, las escapadas de fin de semana cobran una especial importancia sobre todo en las grandes ciudades. Así, al tiempo que las capitales se reinventan al amparo de grandes proyectos de ocio como el Guggenheim, el Kursaal o el Artium, sus residentes destacan por su afición por las excursiones de fin de semana.

  2. Vacaciones

    En el año 2004 el 72,4% de la población vasca afirma haber tenido vacaciones. Aunque la cifra es alentadora, máxime si se tiene en cuenta que el porcentaje supera el 85% de la población menor de cuarenta y seis años, no oculta el hecho de que prácticamente el 30% de los vascos y vascas han carecido de las mismas. Al mismo tiempo, las diferencias de género evidencian una situación desfavorable para la mujer.

IV.- Conclusiones, ¿Cómo han evolucionado las condiciones de ocio en la C.A. de Euskadi desde 1989 hasta 2004?

La ponencia reflexionará sobre las tendencias de ocio en la C.A de Euskadi derivadas del análisis anterior y sus implicaciones en la mejora de las condiciones de vida.