Artes de pesca

Artes de pesca

La pesca en nuestros mares, al igual que en otros países de nuestro ámbito geográfico y cultural, se ha realizado hasta hace pocas décadas siguiendo un patrón artesanal. Su desarrollo ha sido paralelo a la incorporación de la tecnología, especialmente a partir de la II Guerra Mundial, que ha convertido unas chalupas de madera en auténticas fábricas de producir pescado de forma eficaz y cada vez más segura.

Esto no significa que en los siglos anteriores no hayan sucedido cambios en la forma de pescar ni en el desarrollo de tecnologías, aunque sí es verdad que de forma mucho más modesta. Estos cambios han venido suscitados por la necesidad: las poblaciones de peces siempre han estado sometidas a fluctuaciones naturales en su abundancia, incluso antes de que el hombre sobre-explotara los recursos, y las causas de estas fluctuaciones están relacionadas con los complejos mecanismos que rigen los ecosistemas marinos y su interacción con el clima.

En cualquier caso, en una época de baja abundancia de una especie concreta, los pescadores siempre se las han ingeniado para modificar las artes y métodos de pesca previamente existentes y compensar así las bajas capturas. Estos cambios, que en principio no eran aceptados por todos al considerarlos ineficaces o por el contrario dañinos para la especie, eran finalmente adoptados por toda la flota cuando se demostraba su validez.

Sin embargo, cuando volvían tiempos de alta abundancia de la especie, no se retornaba a los antiguos métodos, sino que estos pequeños desarrollos tecnológicos se iban incorporando paulatina y definitivamente al “saber hacer” de los pescadores. De esta forma, desde los rudimentarios arpones, cercos de playa y trasmallos primitivos, se han ido sofisticando artes y métodos, incrementando progresivamente la capacidad pesquera de las flotas.

Actualmente, los espectaculares desarrollos tecnológicos han supuesto una merma importante en la abundancia de la mayoría de las especies de interés comercial, de manera que se ha hecho necesario implantar regulaciones cada vez más estrictas para gestionar correctamente la pesca de dichas especies. En el continuo proceso de cambio y mejora de la tecnología ya no se busca tanto cómo aumentar las capturas sino cómo hacerlo de forma eficiente y segura, es decir, obtener el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo (en tiempo, número de barcos, combustible utilizado, etc.). Otras innovaciones que buscan la rentabilidad económica y la competitividad están enfocadas hacia el concepto de “valor añadido”, basado en capturar y procesar el ejemplar siguiendo métodos que optimicen su valor en el mercado, por su mejor presentación, frescura, tamaño, etc. Asimismo, en la actualidad se dispone de desarrollos tecnológicos dirigidos a capturar la especie o el segmento de la población que está permitido, dejando escapar al resto y cumpliendo así con la normativa.

 

País Vasco

Las artes de pesca que mayoritariamente se utilizan en la flota del País Vasco son:

  • Cerco:
    Es una red en forma de gran cilindro que el barco despliega, con ayuda de una embarcación auxiliar, envolviendo el cardumen de pescado. Después, se cierra por la parte inferior para que el pescado quede atrapado y se iza a bordo con ayuda de salabardos. Se emplea para especies pelágicas como la anchoa, bonito, verdel, etc.
  • Cacea o curricán:
    El barco lleva unas cañas de unos 5 metros de longitud con un señuelo en el anzuelo que va derivando por la superficie del mar mientras el barco se desplaza a velocidades bajas. Es un arte específico para capturar atunes.
  • Bakas y bous:
    Son redes en forma de embudo que se arrastran por el fondo. El barco tira de dos cables sujetos a la parte más ancha del embudo, asegurando que se mantenga la máxima apertura de la red.
  • Arrastre a la pareja:
    Es una red de arrastre en la que los cables son tirados por dos barcos, asegurando así la máxima apertura de la red. Es el arte empleado actualmente por los bacaladeros.
  • Cebo vivo:
    Es una modalidad relativamente moderna que se emplea sobre todo para la pesca del bonito del norte y el cimarrón. Las cañas llevan en el anzuelo un cebo vivo (anchoa o chicharrillo que mantienen en viveros en el barco), que el bonito muerde. Se suele arrojar al agua parte del cebo vivo para inducir al pescado a picar el anzuelo.
  • Mallabakarra y trasmallo:
    Son redes fijas de una y tres mallas respectivamente que se calan y fijan al fondo mediante fondeos. Atrapan el pescado de forma pasiva, actuando como una barrera en la que se enganchan los peces que pretenden atravesarla.
  • Palangre (piedra-bola):
    Es una línea de anzuelos dispuestos a una distancia determinada unos de otros. Se va alternando, entre los anzuelos, un fondeo con un flotador para así mantener la línea a la profundidad deseada.
  • Nasas:
    Se emplean de forma cada vez más minoritaria. Son jaulas en las que se introduce un cebo para atraer a la presa y están construidas de forma que la presa pueda entrar fácilmente pero no pueda salir.

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