Lo que en 1931 había sido una contienda verbal con algún amago callejero ("La República es la revolución que destruirá España; detenerla o perecer.", "La República es el porvenir y el bienestar de las clases trabajadoras. Conquistarla es dar pasos hacia el socialismo"), en 1936 se convirtió en guerra abierta. Pero la polarización estaba ya establecida en sus fundamentos en 1931.
Por lo demás, y Vasconia no era una excepción, Europa estaba recorrida en los treinta por ideologías de guerra civil; aquéllas que, a lo Clausewitz, entendían que la guerra era la prolongación natural de la política; o, incluso, más sana que aquélla, e inevitable si se pretendía eliminar el mal, que solía consistir en eliminar al "otro".