El juego de percepciones culturales de "los otros", los diferentes, los que no piensan, no hablan o no se comportan como "nosotros" está plagado de prejuicios, de lugares comunes y configuran una panoplia de actitudes que van desde el rechazo a la extrañeza, pasando por la burla y el desprecio, siendo mucho más minoritarias las sensaciones neutras o positivas de sorpresa, admiración o entusiasmo.
Pero con demasiada frecuencia por debajo de las opiniones, las informaciones pretendidamente veraces y los análisis supuestamente críticos, se esconden los intereses, personales o colectivos, y las inclinaciones ideológicas. Por lo demás, la exaltación de la cultura propia, la pretendida superioridad de la misma sobre la de los demás, igualmente acostumbra a obedecer a la defensa más o menos explícita de valores y sobre todo de la defensa de elementos socio-económicos y/o institucionales.