EFE
26/07/10 Los organizadores del Jazzaldia están satisfechos con el resultado del festival y así lo han transmitido hoy en el balance. 'Happy', el título de la canción con la que Elvis Costello concluyó anoche su memorable concierto en San Sebastián, resume el estado de la organización del Festival de Jazz donostiarra, «feliz» el día después de la clausura por haber superado «casi todas las expectativas».
La comparación la hacía el director del Jazzaldia, Miguel Martín, en la rueda de prensa en la que, junto al concejal de Cultura, Denis Itxaso, han realizado una evaluación de los cinco días de conciertos de esta 45 edición, a los que han asistido algo más de 106.000 personas entre actuaciones gratuitas y de pago.
La culpa del «casi» de Martín la tiene el grupo 'The very best', que cruzan la tradición oral de Malawi con el pop electrónico cosmopolita, y que en el mismo escenario de la playa donde Patti Smith abrió el Heineken Jazzaldia ofrecieron una actuación el día 23 no ajustada a la calidad esperada por el Festival.
Es el único «pero» de Miguel Martín a un programa con más de 70 conciertos, entre ellos el de la soprano afroamericana Jessye Norman, que ofreció ayer un recital delicioso como tributo a sus grandes del jazz, y con cuya presencia el Festival da un «sueño» por «cumplido».
De Georges Benson, que llenó el Kursaal el sábado para repasar los éxitos de su carrera, ha dicho que "nunca falla", aunque le veía mejor con la guitarra a los 30 años.
De lo acontecido en el Victoria Eugenia, ha reseñado las actuaciones del trompetista cubano Arturo Sandoval por su «conexión» con el público; la de otro trompetista, Wadada Leo Smith, en una sesión «para la historia», y la de los «jovencísimos» Portico Quartet, sobre los que hubo diversidad de opiniones y a los que augura un buen futuro.
Y de la plaza de la Trinidad, el escenario por excelencia del Jazzaldia, ha subrayado «ese comienzo a 100 por hora» del joven Christian Scott, «con toda su rabia de sus 27 años y toda su capacidad», además de cumplir las condiciones de «tío chulo» que se le exigen a un trompetista, si se hace caso de Wynton Marsalis.
Martín ha dado un «muy bien» a Ron Carter, el contrabajista estadounidense que ha recibido el Premio del Festival de esta edición, y un «fantástico» al flamenco de Dave Holland y Pepe Habichuela.
De «demostración pirotécnica» ha calificado el despliegue de energía del bajista Stanley Clarke, acompañado de la explosiva pianista japonesa Hiromi, y de «magnífica sesión» la de Archie Shepp, que tiene «el alma joven, al menos para tocar saxo».
Para la noche de ayer, la de Elvis Costello y The Sugarcanes, con un Kris Kristofferson que acabó cantando tres temas con el británico, palabras contundentes: «De grandísimo nivel, absolutamente redonda».
Y una advertencia: el Festival no se va a plegar a las consideraciones del público a la hora de programar sus «apuestas de vanguardia» sea el día de la semana que sea, como ha ocurrido en esta edición con el grupo neoyorquino The Claudia Quintet, que el sábado exploraron en la Trinidad terrenos más allá del jazz en una plaza en la que se veía más de un asiento vacío.
De las propuestas gratuitas, el director del Heineken Jazzaldia se ha quitado «el sombrero» ante The Divine Comedy y se ha mostrado «muy contento» con el de The Morning Benders.
Los 'conciertos secretos', anunciados por las redes sociales el mismo día de la actuación, se van a mantener, aunque en este primer año de experimento no haya habido una gran respuesta de público.
Ahora se trata, según Martín, de que los usuarios de esas redes «abandonen el mundo digital para ir al real»
Espectadores del sábado
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